jueves, 12 de julio de 2012

DIFERENCIA ENTRE PAISES POTENTES Y MISERABLES

LA SEPARACION DE PODERES MARCA LA DIFERENCIA ENTRE PAISES POTENTES Y PAISES MISERABLES


Raúl Girbau, Economista

La señora Merkel es la Canciller de la Republica Federal Alemana. Es una ciudadana electa democráticamente para ejercer uno de los 3 poderes que existen en un orden republicano. En nuestro lenguaje, el “poder ejecutivo”. Nadie puede ignorar la potencia que es la Republica Federal Alemana en el mundo actual.

En la Argentina, a la vista de los ejemplos vernáculos, es natural que la mayoría suponga que la señora Merkel goza de un poder insuperable. Desde la perspectiva vernácula (la de Argentina y casi toda Latinoamérica) ¿alguien podría pensar que algún otro poder distinto al presidencial se atrevería cuestionar e incluso poner en jaque con sus decisiones en materia económica y monetaria a la Presidenta?

¿Alguien puede imaginar que nuestra Corte o Tribunal Constitucional, creado ex profeso para custodiar el Derecho, se atrevería a poner trabas a alguna de las tantas “políticas económicas” dispuestas por el poder Ejecutivo?

La mayoría de los argentinos, de palabra o de hecho, piensa y actúa justo al revés de lo que piensa al Tribunal Constitucional alemán. En contra de lo decidido en 1853/60 al dictar nuestra Constitución (“fundante” de la Republica), en contra de lo que ella establece categóricamente, en contra de lo que explicara al detalle nuestro principal “constitucionalista”, don Juan Bautista Alberdi, los argentinos de hoy vivimos convencidos que las “razones políticas” son superiores al Derecho en general e incluso al reconocido como Derechos y Garantías en aquella Constitución.

Las consecuencias para una sociedad de poner el “Derecho sobre la política” o la “política sobre el “Derecho” están a la vista. Basta con comparar el poderío que logra un país en el mundo cuando cuándo “vive” el sistema republicano en serio con las deprimentes condiciones de atraso social, político y económico que padecen aquellos otros –como el nuestro- en el que las “razones políticas” son puestas por encima de las obligaciones que impone el Derecho.

¿Podemos imaginar en la Argentina de hoy una productiva “tensión” entre el poder ejecutivo y el judicial como la que informa la revista Der Spiegel? .



“Berlín teme que el Tribunal Constitucional Federal alemán eche por tierra el rescate de toda la eurozona cuando emita su veredicto sobre el polémico pacto fiscal. Pero, según Der Spiegel, no se trata solo de algo decisivo para Europa, sino que representa un enfrentamiento entre el poder ejecutivo y el judicial”. (http://www.presseurop.eu/es/content/article/2326411-karlsruhe-el-tribunal-que-podria-enterrar-el-euro)”

Que un caso semejante suene a imposible entre nosotros es el más claro síntoma que más allá de las declamaciones, los discursos de tribuna y las “movilizaciones” nos importan un rábano la democracia y el Derecho. Un cerril egoísmo ha calado en el alma argentina a consecuencia de despreciar desde hace mucho el sentido profundo de los ideales de la Revolución de Mayo, los que tras dura lucha se concretaron en la Constitución Nacional.

Hacerse cargo de esta patología moral e institucional es el primer deber político de todos los habitantes de este país. A la cabeza, sus dirigentes.

Buenos Aires, julio 12 del año 2012

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